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lunes, 16 de junio de 2014

La tetera



Hans Christian Andersen


Erase una tetera muy orgullosa ella que se creía más que sus compañeras las tazas, el azucarero y la jarrita de leche.
La tetera se sentía orgullosa por su porcelana, además de eso porque tenía un pico largo y tenía el asa más ancha que sus demás compañeros, con lo que tenía algo por delante y algo por detrás y eso era de lo único que ella hablaba y alardeaba, pero ella tenía un defecto, tenía la tapa rota y rajada pero poco hablaba de ese defecto y ella sabía muy bien que lo tenía pero aunque ella no hablaba de su defecto ya se encargaban los demás de hablar de ello.
Todo el juego de té, tanto tazas, jarrita de leche y azucarero, se fijaban más en el defecto de la tapa y hablaban más de ello que de la buena asa y el estupendo pico que tenía, y la tetera se daba cuenta de ello.

La tetera no solo reconocía sus cosas buenas sino que también reconocía el defecto que tenía en su tapa, para ella ahí estaba su humildad y también su mortificación.
Ella insistía en que las tazas tienen asas y el azucarero tapa, pero que ella tenía las dos cosas y que ella tenía otra cosa delante que ellos no tendrían nunca, para ella, su pico la convertía en la reina de la bandeja del té.
El azucarero y la jarrita de leche eran considerados como buenos servidores, pero la tetera se consideraba que era ella la que mandaba porque según ella repartía las bendiciones a la humanidad con sed, en su interior, las hojitas chinas se transforman en pura agua hirviente.
Pero llega un día en que la vida de la tetera cambia cuando un día estando sobre el mantel, una mano delicada la levantó y esa mano delicada fue un poco torpe y la tetera cayó al suelo, se la rompió el pico, el asa y la tapa ya de ella ni hablemos.

La tetera ya en el suelo y con el agua hirviendo se había derramado.
Para ella fue un duro golpe todo lo ocurrido pero lo peor para ella fue que los demás se rieron de su desgracia y no de las manos que la dejaron caer al suelo y la destrozó.
Ella nunca iba a perder los recuerdos, la llamaron inválida y al día siguiente se la regalaron a una mujer que iba pidiendo para comer.
La tetera pasó a ser de la magnífica para llegar hasta la pobreza, para ella comenzó una nueva vida, pasó de ser una tetera para convertirse en un objeto sin valor donde pusieron una semilla y se convirtió para ella en su corazón vivo, nunca había sentido una cosa así, había una vida dentro de ella y no solo eso, sino que también había energía y fuerza.
De esa semilla salió una flor tan bonita que incluso se había olvidado de ella ante la gran belleza de la flor.
Nadie se fijaba en ella, solamente admiraban y alababan a la flor y eso a ella la ponía contenta pero de nuevo su vida volvió a cambiar cuando a la flor la pusieron en una maceta mucho mejor, a pesar de todo, a ella siempre la quedarían los recuerdos.


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