Durante mucho tiempo se creyó que este reptil usaba de esa facultad con finalidades defensivas. Hoy está demostrado que no es así y, aunque es cierto que en la práctica se beneficia de los efectos de tal propiedad, en realidad sus cambios de coloración vienen determinados por la excitación de los rayos solares sobre su piel, así como por los estímulos nerviosos (cólera, temor, etc.) factores todos ellos que contraen o dilatan involuntariamente sus células pigmentarias originando esas variaciones de color que le han hecho tan famoso.
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