Este libro me gustó porque la historia nos transporta a un mundo de fantasía, que nos motivará a ver la importancia de tener buena ortografía y una pronunciación adecuada de las palabras. Alberto, el protagonista, es muy imaginativo. Cuando su íntimo amigo Carlos se va a vivir con sus padres a Sudáfrica, sufre mucho. El temor a volver a pasar por lo mismo lo empuja a no tener amigos. Se aísla, se refugia en los libros... Y le empiezan a ocurrir cosas extrañas con las palabras... Con el tiempo y la ayuda de Maite, una amiga del colegio, Alberto descubrirá que lo mejor para sentirse bien es comunicarse y compartir las cosas, y también, que no se pierde a un amigo porque se vaya a vivir a otro lugar.
...y se internó en un mundo de acción y de mucha adrenalina... los libros!!
Mi Música
martes, 12 de agosto de 2014
El niño que comía palaras
El niño que comía palabras:
Este libro me gustó porque la historia nos transporta a un mundo de fantasía, que nos motivará a ver la importancia de tener buena ortografía y una pronunciación adecuada de las palabras. Alberto, el protagonista, es muy imaginativo. Cuando su íntimo amigo Carlos se va a vivir con sus padres a Sudáfrica, sufre mucho. El temor a volver a pasar por lo mismo lo empuja a no tener amigos. Se aísla, se refugia en los libros... Y le empiezan a ocurrir cosas extrañas con las palabras... Con el tiempo y la ayuda de Maite, una amiga del colegio, Alberto descubrirá que lo mejor para sentirse bien es comunicarse y compartir las cosas, y también, que no se pierde a un amigo porque se vaya a vivir a otro lugar.
Este libro me gustó porque la historia nos transporta a un mundo de fantasía, que nos motivará a ver la importancia de tener buena ortografía y una pronunciación adecuada de las palabras. Alberto, el protagonista, es muy imaginativo. Cuando su íntimo amigo Carlos se va a vivir con sus padres a Sudáfrica, sufre mucho. El temor a volver a pasar por lo mismo lo empuja a no tener amigos. Se aísla, se refugia en los libros... Y le empiezan a ocurrir cosas extrañas con las palabras... Con el tiempo y la ayuda de Maite, una amiga del colegio, Alberto descubrirá que lo mejor para sentirse bien es comunicarse y compartir las cosas, y también, que no se pierde a un amigo porque se vaya a vivir a otro lugar.
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